7 bis Square Morisson, 59000 Lille
En la calle que conecta la Grand’Place con las tiendas contemporáneas, el Best Western Premier Why Hotel se distingue por su silueta geométrica con ventanales de diseño panal. Desde la recepción, la amabilidad de la sonrisa en el mostrador disipa la tensión del viaje. La calma del ambiente contrasta con el ritmo animado de la ciudad que aún se percibe a través del acristalamiento.
Se llega fácilmente a esta dirección en tres minutos de metro desde la estación Lille-Flandres o en diez minutos caminando desde Lille-Europe; la estación Rihour está a dos manzanas. Dos aparcamientos públicos cercanos facilitan la llegada en coche, mientras que un autobús conecta el aeropuerto Lille-Lesquin con Euralille. La recepción abierta las 24 horas está siempre atenta: check-in temprano, salida tardía o simplemente un consejo sobre la mejor ruta al Palais des Beaux-Arts. Los trámites son rápidos, dejando más tiempo para disfrutar de la estancia. Un periódico del día espera cerca de los sofás para quienes desean informarse antes de subir a su habitación.
Desde los primeros pasos en las áreas comunes, un sutil aroma a madera encerada y a café recién molido flota bajo una iluminación tenue. El lobby combina sillones de terciopelo y toques de metal cepillado; nada ostentoso, solo la promesa de un confort estable. Los colores varían ligeramente en cada planta, como una firma discreta que guía la mirada sin cansarla.
Las 46 habitaciones se presentan en tres categorías: Clásica desde 18 m², Deluxe hasta 28 m² y Suite Terraza con un máximo de 35 m². Todas cuentan con suelo de parqué macizo, cama Grand Queen o King con colchón Epéda y un cabecero con motivos gráficos. La luz natural fluye ampliamente gracias a las ventanas de altura completa; algunas ofrecen vistas a los tejados dentados del casco antiguo, otras abarcan los jardines del Square Morisson. La climatización regulable y el eficaz aislamiento acústico garantizan la misma tranquilidad tanto en horas punta como al amanecer.
En cada habitación, una estación de conexión multiformato, un televisor LED de 40 pulgadas con los canales Canal+ y beIN SPORTS, y una conexión Wi-Fi rápida acompañan tanto el trabajo como el entretenimiento. El minibar reabastecido diariamente, la máquina Nespresso y la bandeja de cortesía invitan a montar un escritorio improvisado o a disfrutar de una mañana lluviosa bajo las sábanas. Una caja fuerte que puede guardar un ordenador y documentos asegura los efectos personales. Algunas habitaciones están adaptadas para personas con movilidad reducida: ancho de paso adecuado, ducha a ras de suelo, barras de apoyo.
Los baños siguen la misma línea de confort práctico: amplia ducha italiana o bañera, espejos antivaho y productos de L’Occitane con aromas de verbena o almendra. Albornoces mullidos invitan a bajar al bar sin prisas. Las toallas gruesas se secan rápidamente gracias a los radiadores de aire caliente.
En el sexto piso, la Suite Terraza despliega treinta y cuatro metros cuadrados al aire libre. Un salón exterior con tarima de ipé mira hacia el campanario, ideal para un café iluminado al amanecer o un brindis discreto bajo el cielo rosado del norte. En el interior, un espacio de salón separado crea una atmósfera de apartamento privado. La salida tardía incluida prolonga el descanso hasta el último momento.
El servicio de habitaciones está disponible las 24 horas, ya sea para un tentempié ligero a media tarde o un plato caliente tras un tren retrasado. El menú alterna sándwiches grillados, teriyaki de salmón y postres artesanales, entregados silenciosamente frente a la puerta. No se admiten mascotas; el equipo siempre informa amablemente al momento de la reserva para evitar inconvenientes.
En la planta baja, La Dinette ofrece una cocina de temporada que destaca a los productores flamencos. Al mediodía, los platos rápidos se ajustan entre dos citas; por la noche, el chef propone un plato estrella como un filete de gallineta o un risotto de cebada con verduras de raíz. La carta breve cambia según los productos disponibles, garantizando frescura y variedad. Los niños encuentran una opción adaptada sin desvirtuar el espíritu de la mesa.
A pocos pasos, el Why Resto & Bar revela una barra retro setentera, sus banquillas mostaza y una pared con más de cincuenta whiskys. Los cócteles cambian cada temporada; cinco creaciones efímeras se combinan con clásicos bien ejecutados. Conciertos acústicos puntuales alargan la velada, mientras que la selección de champanes se presta para una celebración improvisada. Cuando hace buen tiempo, la terraza cubierta permite escuchar el murmullo urbano desde un lugar resguardado.
El desayuno buffet ofrece bollería casera, quesos de la granja de la Dendre, mermeladas cocidas en cacerola de cobre y huevos revueltos aún cremosos. Los domingos, el brunch amplía la oferta con salmón ahumado, una ensalada tibia de quinoa y un cheesecake de achicoria. Para los madrugadores, una bandeja exprés puede servirse en la habitación desde las seis de la mañana.
En el sótano, el gimnasio abierto las 24 horas cuenta con cinta de correr, remo y pesas modulares. Toallas frescas y una fuente de agua filtrada están siempre a mano; una pantalla mural reproduce una lista de reproducción energética. Después del esfuerzo, los huéspedes pueden ducharse en su planta sin pasar por las áreas comunes.
Los viajeros de negocios cuentan con un salón de 35 m² bañado por luz natural, equipado con pantalla interactiva, rotafolio digital y conexión HDMI inalámbrica. Pausas de café y pasteles se disponen en un mueble bajo de madera clara para no romper la estética minimalista. La proximidad inmediata al centro de convenciones Nouveau Siècle evita tiempos de traslado.
El personal, bilingüe en francés e inglés, conoce tanto los horarios de La Piscine de Roubaix como la programación de la Ópera. Una simple llamada desde la habitación basta para que se reserve un billete o un taxi. La misma atención se refleja al momento de la salida: consigna de equipaje segura y una buena dirección para almorzar anotada en una pequeña tarjeta.
Basta caminar dos minutos para llegar a la estación de metro, siete para alcanzar la Grand’Place y quince para los andenes de la estación Lille-Flandres. El barrio alberga panaderías tradicionales, tiendas de diseño y librerías independientes; todo se explora fácilmente a pie. Por la noche, las callejuelas adoquinadas se iluminan suavemente sin volverse ruidosas.
Desde el hotel, diríjase a descubrir el Palais des Beaux-Arts, uno de los museos más grandes de Francia fuera de la capital; sus colecciones de pinturas flamencas y su maqueta en relieve del siglo XVII merecen varias horas. Cruzar después la plaza Rihour lleva a la Vieja Bolsa, joya arquitectónica del siglo XVII donde los libreros se instalan por las tardes. La catedral de Notre-Dame-de-la-Treille, una mezcla audaz de neogótico y modernidad, se encuentra a menos de un cuarto de hora.
Para una pausa verde, diríjase al Jardin Vauban; los estanques y puentes en miniatura ofrecen un contraste agradable tras las galerías comerciales. Los apasionados del arte contemporáneo pueden ir al LaM en Villeneuve-d'Ascq, accesible en tranvía, donde se encuentran Dubuffet, Picasso y una rara colección de arte bruto. Para quienes prefieren ambientes más íntimos, la Casa Natal de Charles de Gaulle revela sus habitaciones amuebladas y un jardín discreto.
La agenda cultural de Lille está repleta de ideas: el festival Séries Mania en primavera, grandes exposiciones temporales en el Tripostal, actuaciones sonoras en la Gare Saint-Sauveur. El Why Hotel es un punto de partida conveniente para regresar caminando después de un espectáculo sin preocuparse por el último metro. Finalmente, pasear por las callejuelas del Viejo Lille para curiosear encajes y objetos vintage prolonga agradablemente el descubrimiento antes de regresar a la tranquilidad de la habitación.
Está listo para disfrutar de un establecimiento donde lo esencial se vive de manera sencilla y donde cada detalle facilita su estancia.
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Desde 87 EUR por noche